miércoles, 25 de abril de 2012

La película que las monarquías deberían ver



Si A better life (Una vida mejor) es una película obligada para la administración de Obama, e incluso Demián Bichir aseguró que enviaron una copia a la Casa Blanca para que el Presidente se metiera en la piel de los inmigrantes latinos que son tratados como animales en Estados Unidos, Dirty pretty things (Negocios entrañables) tendría que estar por decreto popular en la sala de televisión de todos los castillos y casas reales de Europa.

Espeluznante película estrenada en el año 2002, que naturalmente nunca llegó a nuestros cines. Jamás la he visto en un videoclub, pero si por obra y gracia divina la distribuidora envió algunas copias, búscala en los anaqueles en los que nadie mira, donde están las películas cubiertas de polvo. O, sé una persona inteligente y descárgala de Internet, que para eso se inventó esta maravillosa herramienta.

Dirty pretty things narra de manera magistral el horror de vida que llevan los inmigrantes ilegales radicados en el país de su majestad la Reina Isabel II, que buscan encontrar no una vida similar a la de los nietos reales William y Harry, pero sí más digna que la que sus países de origen les pudo ofrecer. Un nigeriano, una turca, un ruso, un chino (no dijeron que era chino, pero se llamaba Gao Yi, así que asumo que lo era), un español y otra serie de personajes, todos ilegales y de todas las nacionalidades que enumera la canción Clandestino de Manu Chau, aunque algunos tienen fugaces apariciones, no por ello dejan de ser fundamentales en la historia. También aparecen ingleses, no vayan ustedes a creer que no: dos policías de la migra encargados de joderle la vida a la chica turca, un delincuente (al cual le es revelada al final del filme una de las verdades más grandes de este mundo) y una prostituta negra.

Ese es el bello panorama. Espero que algún día también puedan verla los amanes de las revistas Vanidades y Hola!, igual ocurre el milagro de que abran (solo un poco) los ojos y se den cuenta de la realidad en la que viven las personas que son “fantasmas” en los países del primer mundo. Fantasmas que doblan turnos y tienen dos trabajos diferentes (uno más horrible que el otro) para que los principitos y reyes puedan salir muertos de la risa en las páginas de esas revistas que no se pierden cada semana, mientras añoran llevar una vida como la de los hijos de la corona sin percatarse de que la mujer que limpia su mierda en el baño está a punto de largarse al otro imperio del norte en busca de una vida mejor, o, en el mejor de los casos, y de todo corazón espero sea la segunda opción, enterrarles un chuchillo cebollero en la espalda mientras endiosados y con sus estúpidas sonrisas ven orinar desde la proa de un yate a los herederos de este bonito planeta.

1 comentario:

SDPnoticias.com dijo...

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